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Me comentó una compañera de lectura (intercambiamos prácticamente todo libro que cae en nuestras manos) que no contaba nada especial, que al principio incluso se hacía un poco insulso, pero que poco a poco te iba enganchando y el leerlo se convertía en una manera de relajarte. Totalmente de acuerdo. Confieso que empecé a leerlo y lo dejé, pero como tenía que devolverlo y no quería hacerlo sin haberlo leído, lo retomé y me alegro. Vale la pena seguir, es cierto que su lectura te tranquiliza, te dan ganas de marcharte al campo,a mitad de la Alpujarra, al igual que el protagonista, y vivir con otro tipo de preocupaciones como construir un puente, si van a criar las ovejas, limpiar un cauce para poder conseguir agua de riego…
El protagonista, el propio escritor, sale de su Inglaterra natal, donde lo deja todo, para instalarse en la Alpujarra con su mujer, en una casa prácticamente en ruinas. No hay una trama claramente definida, sino que hace una descripción de la zona, de sus gentes, cuenta su relación con los vecinos del lugar (autóctonos y extranjeros afincados allí), las labores del día a día y a pesar de que le surge algún que otro contratiempo, las cosas finalmente le van saliendo bien, de lo cual te alegras porque la verdad es que cae bien desde el principio. |